Reflexionando sobre el tiempo

Nos atamos o aferramos a tantas cosas que nos generan “seguridad” y cuando menos lo pensamos, ya no estamos ahí, dejamos de ser esa persona que éramos, con esa chispa, esos sueños, esas risas, solo por “el tener”.

Tener una seguridad, un trabajo, un status, inclusive un estrés. Dejamos pasar la vida, esperando a que mañana sea mejor, o esperando a que un día por fin ya merezcamos ser felices o sentirnos plenos.

Y cuando nos vemos al espejo, definitivamente hemos logrado todo lo que queríamos, pero no hay “tiempo”, para poder disfrutarlo. Y entonces ¿Para qué?

¿Dónde quedaron las emociones que tiene un niño, que puede sorprenderse de todo? Esa capacidad de poder observar realmente el mundo, el poder ver imágenes en las nubes, como un dinosaurio o un delfín. El avanzar tan tranquilo de una oruga, el sentir tu cuerpo debajo de la lluvia sin tener que preocuparte por una sombrilla, en que momento aprendimos que siempre es tarde, que hay que ir rápido sin estar donde esta nuestro cuerpo.

Nos mentimos todos los días y a los demás. Es más fácil decir un todo está bien, que decir que algo pasa para evitarnos preguntas. Elegimos vivir un día a día donde todo está igual, por ese miedo a probar cosas nuevas que nos lleven a lograr un cambio.

Llenamos nuestras agendas y nuestra mente de deseos por comprar, que la mayoría de las veces no son nuestros, sino cosas impuestas por un sistema para tener un status, y para que sigas cada día teniendo que hacer, en vez de detenerte a poder disfrutar.

Necesitamos más tiempo para sentirnos a nosotros mismos y a los demás, tiempo para equivocarnos, tiempo para ser niños a pesar de ser adultos, permitirnos ser vulnerables y tiempo para dejar de juzgar a los demás.

No todo es malo, pero podemos aspirar a que sea mejor, poder simplemente disfrutar todo lo que pase en el día, sin necesidad de tener tanto. Esa seguridad de la que hablo, se resume en creatividad, en buscar nuestra misión personal y luchar por ella, convertirnos en nuestros mejores amigos y crear nuestra propia versión positiva de lo que queremos proyectar, primero a nosotros, después a los demás.

Necesitamos tiempo de hoy, tiempo de nosotros, tiempo de estar…. Cuando hayamos logrado eso, sabremos que estamos listos para estar con los demás sin prejuicios, sin juzgar, tener la capacidad de poder platicar con alguien y no estar pensando en el futuro, dejar de controlar, de tener miedos, tiempo para dejar de pensar en el tiempo, solo estar hoy, aquí con nuestros cinco sentidos.

Mts. Wendy Barajas Amézquita

Psicóloga y Psicoterapeuta

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